Nuestro mandatario rompió con los territorios que habían delimitado los pandilleros durante décadas y que mantenían a los salvadoreños aislados por el temor de llegar a comunidades controladas por estructuras criminales.
Gracias a la duras medidas implementadas hoy la normalidad de los salvadoreños es caminar libres en su comunidad, cruzar una calle antes prohibida o jugar en el parque con amigos de otras colonias, este Gobierno ha cambiado la realidad de nuestro país.